El estado de la Seguridad Alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI) es una publicación anual realizada por la FAO, el FIDA, la OMS, el PMA y UNICEF.

Hace un seguimiento de los progresos relacionados con la erradicación del hambre y la mejora de la Seguridad Alimentaria (Food Security) y la nutrición, ofreciendo un análisis de los desafíos a los que nos enfrentamos para lograr la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (Objetivos ODS).

El informe está dirigido a responsables de las políticas, organizaciones internacionales, instituciones académicas y el público general.

Mapa interactivo – Ver los avances mundiales en la erradicación del hambre y la malnutrición

Principales conclusiones del Informe SOFI 2020:

Las estimaciones actuales indican que casi 690 millones de personas pasan hambre

  • Se estima que 2 mil millones de personas en el mundo no tenían acceso regular a alimentos seguros, nutritivos y suficientes en 2019
  • El mundo NO está en camino de alcanzar el Hambre Cero para 2030. Si las tendencias recientes continúan, el número de personas afectadas por el hambre superaría los 840 millones para 2030
  • La pandemia del COVID-19 puede agregar entre 83 y 132 millones de personas al número total de personas desnutridas en el mundo en 2020, dependiendo del escenario de crecimiento económico
  • El mundo está progresando, pero no está en camino de alcanzar los objetivos de 2025 y 2030 para el retraso del crecimiento infantil y el bajo peso al nacer, y para la lactancia materna exclusiva, está en camino solo para el objetivo de 2025
  • La mayoría de las regiones no están en camino de alcanzar los objetivos para el sobrepeso infantil. La obesidad adulta está en aumento en todas las regiones. Se necesita una acción urgente para revertir estas tendencias al alza
  • Todas las dietas tienen costos ocultos, que deben entenderse para poder incidir en varios objetivos ODS. Dos costos ocultos de gran importancia están directamente relacionados con las consecuencias para nuestra salud (ODS 3) y el clima (ODS 13), y tienen mucho que ver con nuestras pautas de consumo y los sistemas alimentarios que las respaldan
  • Cambiar a dietas saludables puede contribuir a reducir los costos de salud y cambio climático para 2030, porque los costos ocultos de estas dietas saludables son más bajos en comparación con los de los patrones de consumo actuales. Se prevé que la adopción de dietas saludables conduzca a una reducción de hasta el 97 % en los costos de salud directos e indirectos y del 41 al 74 % en el costo social de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero en 2030
  • Se recomienda llevar a cabo una transformación de los sistemas alimentarios con miras a reducir el costo de los alimentos nutritivos y aumentar la disponibilidad de las dietas saludables, mediante intervenciones que reduzcan los costos directos e indirectos a lo largo de toda la cadena alimentaria, a través del apoyo a pequeños productores, en la política economía y fomentando un cambio de patrones de consumo a través de la educación y la comunicación, e integrar la nutrición en los sistemas de protección social y las estrategias de inversión a escala nacional