El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPPCC) publicó en agosto el informe “La Tierra y el Cambio Climático”, en el que destaca, entre otras cosas, cómo el clima está afectando la disponibilidad, el acceso, la nutrición y la estabilidad de los alimentos.

 

Desde su creación, el IPCC ha preparado una serie de documentos técnicos, informes especiales e informes de evaluación que han puesto a disposición de la comunidad internacional, tanto responsables políticos como público en general, el conocimiento científico-técnico disponible sobre el cambio climático. Por lo tanto, se observa que este último informe será una contribución científica fundamental en las próximas negociaciones sobre clima y medioambiente que se celebrarán próximamente.

Evitar el despilfarro de alimentos

El informe señala que aproximadamente una tercera parte de los alimentos producidos se echa a perder o se desperdicia. Las causas que llevan a esa pérdida o desperdicio presentan diferencias sustanciales entre países desarrollados y en desarrollo, así como también entre regiones. La reducción de la pérdida y desperdicio de alimentos supondría una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero y ayudaría a mejorar la seguridad alimentaria.

Comer más verduras

En el informe también se señala que “algunas dietas requieren más agua y más tierra, y causan más emisiones de gases que aumentan el calentamiento global. Las dietas balanceadas con más alimentos a base de granos, legumbres, frutas y verduras y con alimentos animales producidos de manera sostenible, presentan oportunidades para limitar el cambio climático”.

Recomendaciones

Un enfoque general en sostenibilidad combinado con acciones tempranas ofrece las mejores oportunidades para luchar contra el cambio climático. Esto incluye, un menor crecimiento de la población, la reducción de desigualdades, una mejor nutrición y un menor desperdicio de comida.

 

Si se logra un sistema alimentario más resiliente se puede tener más tierra disponible para crear energías limpias, y al mismo tiempo proteger los bosques y los ecosistemas naturales. Sin embargo, si no se actúa pronto, más tierra podría necesitarse para generar energía y esto conduciría a desafiantes decisiones sobre su uso y el sistema alimentario.

 

«Las políticas que apoyan la gestión sostenible de la tierra, aseguran el suministro de alimentos para personas vulnerables y mantienen el carbono en el suelo mientras reducen las emisiones de gases de efecto invernadero son importantes”.

 

Otras políticas fuera del sector alimentario y de los suelos, como el transporte y en medio ambiente, también hacen una diferencia crítica en la lucha contra el cambio climático. “Actuar rápidamente costará menos, ya que evitará más perdidas”, advierte el informe.